Para todos los que extrañaban leerme y se preguntaban por qué diablos no he publicado, es simplemente porque le di vacaciones a mi versión de escritor, un pequeño relajo más que merecido. Y como siempre digo: “soy esclavo de mi talento”, ya he traído a ese cabrón de vuelta y lo he sentado a escribir, así que ya es hora de que comience el juego.
¿Por qué la gente teme hablar con otra?, ¿le temen al rechazo?, ¿le temen a no saber de qué hablar? o ¿Por qué son inseguros de sí mismos?
Personalmente creo que todas las alternativas anteriores, y muchas más, son las limitantes de la mayoría de las personas al momento de querer o intentar ser sociables, ya sea por motivos de amistad o en busca de sexo.
El primer error que la gente debe erradicar es dejar de ser prejuiciosa con los demás. Es un completo error juzgar a las personas cuando realmente no las conocen en verdad, deben dejar de suponer, de pensar en negativo, de imaginar cosas que la mayoría de las veces no son parte de la realidad, porque lo único que conseguirán es perder la oportunidad de conocer verdaderamente a la persona que estuvo, está o estará frente a usted.
Las personas que son prejuiciosas y siempre están criticando a los demás lo hacen por no ser capaces de aceptar que otros seres humanos sean diferentes a ellos, y que realicen cosas que tal vez ellos no se atreverían, por lo cual siempre los criticarán, y ese es un completo error que, de una u otra forma, siempre traerá problemas sociales o amorosos a su vida.
Así que cada vez que conozca a alguien acepte tal cual sea ella o él, puede elegir si sigue o no a su lado, pero no intente cambiarlo ni menos juzgarlo. Sea diferente a los demás.
Las personas son inseguras de sí mismas, la mayoría no están completamente convencidas de cuánto valen, de quiénes son realmente si no se lo dicen los demás. Al ser inseguros se limitan y generan miedos, pensamientos negativos, suposiciones de su encuentro con una persona desconocida, terminando generalmente mal. Siempre ven como superiores a las personas que son más atractivas de forma física, por lo cual siempre se intimidan y muchas veces dejan pasar oportunidades que hubieran jugado a su favor, solamente por no valorarse lo suficiente y no ser sociables.
La mayoría de las personas no saben de qué hablar con un desconocido por primera vez, por lo cual siempre terminan arruinándolo al creer que deben decir cosas fantásticas que nunca antes han sido escuchadas, y la verdad es que en la mayoría de las veces la energía, la sonrisa o el lenguaje corporal es el encargado de hacer la magia en vez del contenido de las palabras. Simplemente sé divertido, simpático y positivo, ello te hará demostrarte como alguien carismático y cautivarás a la mayoría de las personas. Los temas de conversación vienen de la mano con el lugar, el propósito personal y de la persona que tengas al frente.
¿Cuántas oportunidades perdemos las personas en nuestra vida al no ser sociables y no tener la iniciativa de acercarnos a una persona desconocida y entablar una conversación?, ¿cuántas veces te sentiste decepcionado de ti mismo por no hablarle a aquella chica?, ¿cuantas veces te hablaste negativamente a ti mismo por no tener los cojones para decirle lo que pensabas a aquella mujer?, ¿cuántas veces pensaste en cómo hubiera terminado aquel encuentro? Es hora de que nunca más te sientas mal, de que nunca más pierdas oportunidades, de que nunca más te quedes imaginando las historias de los encuentros, sino que las vivas en persona. Deja de temer, deja de suponer, deja de no creer en ti, y haz de una vez por todas las cosas que deseas, di lo que piensas y sé sociable. Debes salir de tu zona de confort y ser sociable, háblale a aquella chica que siempre ves en el café, conversa con la chica que ves todos los días en el bus, sé carismático con la chica de tu universidad.
Muchas veces la mirada de una chica es el llamado para sólo decir: “Hola”, y comenzar a conversar con ella como una persona carismática y agradable, ella te lo agradecerá.
Nunca sabes cuándo un simple “hola” puede llegar a convertirse en el tiempo en un “hola mi amor”.